Título: | Adelfas. |
Soporte: | Lienzo de algodón. |
Pintura: | Óleo con primer fondo en acrílico. |
Tamaño: | 55 cm. (ancho) x 46 cm. (alto). |
Notas: | Obra original única basada en fotografía original de la autora sobre una adelfa de tamaño arbusto plantada en su huerto. Realizada en su segunda etapa (2010s). Peculiaridad, el óleo y la fotografía original tienen un giro de 180º por una cuestión de composición. |
PRECIO: | 27.990 € |
La magia del blanco: el óleo de una adelfa
Mis manos acariciaron la áspera corteza del viejo adelfa mientras capturaba su imagen con la cámara. La luz del sol se filtraba entre las hojas, creando un aura mágica a su alrededor. Era más que una simple fotografía; era un pedazo de mi huerta, un reflejo de mi alma.
Al regresar a mi estudio, decidí desafiar las normas. Tomé la fotografía y la invertí, girándola al revés. ¿Te parece algo absurdo, inocuo? Verás, muchas veces vemos la vida como de verdad estuviéramos observando la realidad. Y ambas cosas pueden ser absolutamente distintas. Lo que tú crees observar puede ser algo diferente y, sencillamente, no percibirlo, no darte cuenta. Pero ya habrás formado una creencia.
Con el pincel en mano, me sumergí en un mar de blancos, explorando sus infinitas tonalidades. El blanco puro, como la nieve recién caída, contrastaba con el blanco cremoso de las flores, el blanco nacarado de las hojas y el blanco grisáceo de las ramas.
Cada pincelada era una caricia, una expresión de mi amor por este árbol tan especial. No buscaba la perfección, sino capturar la esencia del adelfa, su fuerza y su fragilidad, su belleza atemporal.
Mientras trabajaba, me sentía transportada a mi huerta, bajo la sombra protectora del adelfa. El aire fresco llenaba mis pulmones, el aroma de las flores embriagaba mis sentidos y el canto de los pájaros llenaba mi corazón de paz.
Al terminar el cuadro, lo observé con detenimiento. No podía creer que la imagen invertida no revelara su secreto. Solo los ojos expertos podrían detectar la sutil distorsión de la realidad. Para mí, era una metáfora de la vida, donde las cosas no siempre son lo que parecen.
Este óleo de un adelfa no es solo una representación de un árbol; es un portal a un mundo interior, un reflejo de mi alma y un homenaje a la belleza de lo simple. En cada pincelada, he plasmado mi amor por la naturaleza, mi pasión por el arte y mi capacidad de encontrar magia en lo cotidiano.
Comentarios
Publicar un comentario